Desaparecido, fuera del mundo, hundido en el río o en el medio del desierto...Robándole al maestro los pasajes a Camboya, internado por heridas fatales y profundas, destructoras... Me gana el dolor de los días, pues en el descanso que me dan las noches sólo encuentro pesadillas, y no hay reparo para la sangre que corre.
Regresión, y vuelta al infierno del recuerdo...
Y, bien es sabido, en estos lugares de la mente no existe más que la aridez que dejan los vicios, amores pasados que nos traicionan mostrando secuelas que se extienden más allá del futuro.
¿Qué es lo que viene? ¿La desidia? ¿El temor? ¿Más derrumbes? ¿Más dolor?
Si despierto mañana y no veo lo anterior, no me muestren las imágenes del pasado, déjenme así, naciendo y recordando el olvido...
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